De entrada puede parecer que hay muchas formas pero en realidad sólo hay dos, una: hacerlas bien y dos: hacerlas mal.
Hacer las cosas bien es lo que promete todo el mundo, es el mundo ideal del país mágico de fantasía, pero a veces no ocurre y entonces las cosas se hacen mal. Esto no siempre implica una mala intención de partida, sino un problema de interés, de esfuerzo, de circunstancias o simplemente un «quiero y no puedo».
Como no quiero que se me tache de divagante pondré un ejemplo concreto. Alguien (persona o colectivo) decide meterse a organizar un evento en el que implica a un montón de gente, creándoles muchas ilusiones y luego resulta que lo hace todo como el culo, demostrando así que los fantasmas existen y que caminan más cerca de lo que uno piensa.
En cambio, otras personas o colectivos, deciden también organizar un evento y demuestran que las cosas también se pueden hacer bien, ofreciendo un trato perfecto a los implicados, programando actividades alternativas, difundiendo el tema como es debido… y un largo etcétera.
Esta intervención podría ser más explícita, pero no quiero causar perjuicio a nadie, habrá algunos que sepan de qué hablo y entenderán un poco más el mensaje.
No terminaré este post sin hacer un llamamiento a la reflexión; ¿es posible encontrar un remedio contra los fantasmas o símplemente tenemos que dejar que se crucen en nuestras vidas y sólo entonces poder identificarlos? (uf, creo que he visto muchas veces Sexo en Nueva York)
13 comentarios
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noviembre 28, 2008 a 5:47 pm
Quincy
Me alegro de que a la segunda saliera bien.
Respecto a los fantasmas, la única forma de evitarlos es conseguir la información necesaria para esquivarlos y para eso es necesario que la gente que se los cruza los identifique así que lo de «no hablar por no causar perjuicio» hace más fácil que otros se crucen con el fantasma en cuestión en el futuro. Ya se sabe que los mercados sólo funcionan cuando la información fluye.
noviembre 30, 2008 a 2:42 pm
El dilema
Estás en lo cierto, con esta actitud se fomenta la expansión del fantasmismo pero también es cierto que hasta los fantasmas más lamentables tienen contactos a los que no conviene cerrarse la puerta así de entrada.
En estos casos, ¿qué sería lo preferible? Hacer un bien social o guardarse la ropa durante el baño??
noviembre 30, 2008 a 3:54 pm
Bañante sin implejos
señores… están hablando de seriedad y no se les ocurre nada mejor que comentar las leyes del libre mercado (con la que está cayendo) y la serie de mierda «sexo en no sé dónde…» en fin, que los fantasmas existen -podríamos discutir la alta variedad que hay- yo conozco por señas a un tal kristiano pero lo de la serie de marras no tiene nombre. Bueno sí el de hortera y sin gusto. Si no supiera que te cuelga algo de la entrepierna, diría que eres una fémina con complejo de inferioridad e ignorante de tus zonas erógenas.
noviembre 30, 2008 a 5:41 pm
Quincy
Obviamente la supervivencia personal está por encima de otras cosas, si cantar las verdades barquero te supone un perjuicio que se apañen los demás con los fantasmas. Eso sí, habría que medir en qué medida, al actuar todos así, no salimos más perjudicados al encontrarnos con más fantasmas de los debidos. La vida está llena de dilemas, de fantasmas y de implejos, todo es cuestión de buscar bien.
diciembre 1, 2008 a 10:02 pm
Colgando de la entrepierna
Parece mentira que a estas alturas del partido aún no se sepa identificar una suplantación de personalidad en toda regla, pistas incluidas.
Y eso que algunos de los que vierten aquí sus vociferadas lo han practicado no mucho tiempo atrás y, en su caso, no como medida para la supervivencia, sino simplemente como medio para la agitación en busca de la polémica gratuita.
De la serie de marras, no me siento en la obligación de discutir. Los gustos frikis de cada uno son de cada uno.
diciembre 2, 2008 a 2:57 pm
lempika
La agitación es un arte, especialmente cuando hablamos de un Martini. No mezclemos.
diciembre 4, 2008 a 11:11 am
mario zumbetti
Ay ay ay, me fié de Quincy. El caso es que me pareció extraño, porque esa forma de escribir me sugería una dama, pero el susodicho me dijo que el pseudónimo pertenecía al caballero que convive con usted. Hasta este día confié en Quincy, a partir de hoy, solo en mi intuición. Discúlpeme, no volverá a ocurrir. De todas formas es cosa fea utilizar el mismo nombre que otro usuario para escribir un post. Otra cosa bien distinta es hacer suplantación de identidad ficticia o virtual; acción ésta inocua «per se» donde no se conculcan los derechos de la propiedad intelectual, la dignidad de la persona o de cualquier otra índole que pudiesen verse afectados en relación con la esfera más personalísima de los individuos y que gozan como bien deberían saber, de la mayor de las garantías con que dota nuestra Carta Magna a los derechos fundamentales (recogidos en los arts. 14 a 29 CE).
P.D. Hablando en cristiano: que te puede caer un rabo que te cagas por suplantar la identidad de otra persona.
diciembre 4, 2008 a 11:45 am
Quincy
Por alusiones diré que yo nunca afirme que lempika fuera el caballero en cuestión, sí reconozco que le seguí la corriente al señor Zumbetti cuando afirmo su creencia de que así era. Recuerdo bien que medí con especial cuidado mis palabras al referirme a este tema por razones que se desvelarán más adelante.
diciembre 4, 2008 a 12:06 pm
mario zumbetti
¡Ay! Quincy Quincy. Desde aquí veo sin verte como manipulas. Claro que no dijiste que Lempika fuera el caballero, dijiste que Crobakai era el caballero. ¿No estarás pensando crear un partido político, no? porque la desvergüenza y la manipulación de la que haces gala, no desmerece un futuro menos prometedor que la peor rata que campea por el congreso.
Pero no te echo la culpa, la culpa es toda mía por fiarme de comentarios ajenos, densos y no sabría decir hasta qué punto atentadores contra la confianza que te profesaba hasta hoy.
P.D. Tus mentiras son directamente proporcionales a la densidad de tu verborrea.
P.D.2 recuerdo perfectamente la conversación, ten en cuenta que tengo memoria selectiva y que me puedo acordar de las conversaciones más banales por mucho tiempo. Y esta es clara, te dije que me parecía que la mano era de señorita a lo que tú me contestaste que firmaba como «dama delsur» y que crobakai era el caballero en cuestión.
P.D.3 Ya has conseguido que esta discusión se parezca a las de patio de colegio.
P.D.4 Por cierto tengo curiosidad qué razones vas a invocar para meter trolas como panes, ¡ah! no, que el dicho es con hostias. Sí, las que te mereces por embaucador y embustero. Cagontó.
P.D.5 ¿Ves? yo también puedo ser como el gruñón de cuento de navidad
diciembre 4, 2008 a 12:39 pm
Quincy
Ah, Mario, qué rápido eres acusando en falso. Hemos confundido conversaciones e identidades. Me reafirmo en que cobrakai es varón, al menos así está registrado en el panel de administración de este blog. O eso o la dama está registrada dos veces y el caballero ninguna.
diciembre 4, 2008 a 12:51 pm
robin subete que nos vamos!
Creo que alguien me esta suplantando, llegaré al fondo de esta cuestión y rodarán cabezas.
Con respecto al tema que se esta discutiendo siempre he pensado que hay 3 formas bien mal y de puta pena.
Saludos del verdadero crobakai.
pd. Buscare, encontraré, y daré caza al que esta suplantando mi persona, solo le tengo que decir que no se descuide que puede ser que el peso de la ley caerá sobre el o ella……
diciembre 4, 2008 a 12:58 pm
Vaya mierda de secreto
Por alusiones también. No he suplantado cualquier identidad, sino de la de aquel sobre el que tengo usufructo y eso se hace extensible a su identidad.
Seguidamente diré que el susodicho pocos peros a puesto a este hecho pero si de caer rabos se trata, puede ser que se lo replantee (remarco doble sentido por aquello de que algunos andan lentos)
Por último, ustedes, con la potestad que les confiere este blog, o sea ninguna, han desvelado la identidad que intencionadamente me guardaba, no sabría cómo agradecerles el detalle (remarco de nuevo ironía).
diciembre 4, 2008 a 1:16 pm
Quincy
¿Te guardabas esa identidad? Pero si somos cuatro, ¿no estaba claro ya quien era cada uno?